Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Sábado de expiación del Corazón de María y Cenáculo.

La Santísima Madre habla por la noche en el apartamento de Gotinga a través de su herramienta y de su hija Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy, en el Cenáculo, la Virgen habla por segunda vez. El altar de María y del sacrificio estaba rodeado de muchos ángeles. Alrededor del altar del sacrificio brillaba una luz resplandeciente, plateada y dorada. Las velas brillaban con un resplandor intenso. Las llamas de color rojo oscuro se hacían cada vez más grandes. La Santísima Madre, los cuatro evangelistas y el Niño Jesús estaban bañados en una luz brillante.

La Madre Celestial hablará hoy en la Fiesta del Cenáculo: Yo, la Madre Celestial, la Madre y Reina de la Victoria y la Reina Rosa de Heroldsbach hablo ahora y en este momento a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en la voluntad del Padre Celestial y repite hoy sólo palabras que vienen de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores, amados creyentes y peregrinos de cerca y de lejos, quiero daros hoy algunas instrucciones e información para que estéis preparados el día de la venida de Jesucristo, Mi Hijo.

Mis amados hijos de los sacerdotes, os invito de nuevo ¡Regresad, porque aún hay tiempo! Sois indeciblemente amados por el Padre Celestial. Él quiere salvaros de la ruina eterna. Os amo especialmente y os doy hoy estas instrucciones para que estéis dispuestos a arrepentiros.

Cuánto te ama el Padre Celestial que te comunica estos mensajes. Qué gran honor es para vosotros que se os pida una y otra vez que celebréis la Santa Misa del Sacrificio en el Rito Tridentino según Pío V. Sólo en esta Santa Misa del Sacrificio reside la verdad plena. Estad preparados, Mis amados hijos de los sacerdotes, para celebrar esta Santa Misa de Sacrificio y no os quedéis estancados en el modernismo, como habéis hecho hasta ahora.

Debéis daros cuenta de que los laicos no son competentes para distribuir la Sagrada Comunión. Sólo un sacerdote puede hacerlo en la verdad, porque en sus manos se transforma Mi Hijo Jesucristo, pero sólo cuando el sacerdote celebra la verdadera Santa Fiesta Sacrificial en toda santidad. ¡Creed esto, Mis amados hijos sacerdotes! Así estáis protegidos del mal, porque el maligno camina como un león rugiente y quiere devoraros a todos vosotros, Mis amados hijos de los sacerdotes. Quiere descarriaros y confundiros completamente. Si creéis en el mal, tomaréis el camino equivocado. Pero Yo, vuestra queridísima Madre, quiero que reconozcáis el camino verdadero y que sigáis este único camino. Una Santa Misa de Sacrificio, que celebréis en la verdad, trae tremendas corrientes de gracias sobre el mundo entero y sobre el universo. Yo, vuestra queridísima Madre, deseo que os consagréis a Mi Corazón Inmaculado, porque debéis ser protegidos.

Cuántas lágrimas amargas he llorado por vosotros hasta ahora y ahora os invoco: ¡Volved atrás! El tiempo del arrepentimiento aún está dado para vosotros. En el amor seréis transformados. Vuestros corazones arderán de amor, entonces, si creéis y confiáis. Estos mensajes corresponden a la verdad plena.

Hoy, en la fiesta del Cenáculo, Yo, vuestra Madre Celestial, derramo torrentes especiales de gracia. La Fraternita fue una información especial sobre las almas pobres.

A vosotros, Mis amados hijos de los sacerdotes, se os permitirá ver la gloria eterna. Quien crea en estos mensajes, que os anuncio tan a menudo, se transformará en una corriente de amor. Si confiáis más profundamente, seréis atraídos por mi hechizo. Pero ¡ay de ti si no crees!

Yo, tu querida madre, te abrazo y te doy Mi amor. Quiero conducir a todos Mis hijos sacerdotes hacia el Padre Celestial. Se sentirán seguros bajo mi manto protector. Amad al Divino Corazón de Jesús, porque ayer celebrasteis el Viernes del Sagrado Corazón. Ese día se derramaron sobre vosotros corrientes especiales de gracia. Quieren transformarte, porque el amor es lo más grande y la confianza debe crecer en ti.

Y ahora te bendigo en esta fiesta del Cenáculo con todos los ángeles y santos en la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Os amo, especialmente cuando hay en vosotros disposición para la conversión, Mis amados hijos sacerdotales. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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